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Un hombre de la localidad de Santo Tomé fue condenado a 35 años de prisión por considerarlo autor penalmente responsable de los delitos de; abuso sexual con acceso carnal agravado por ser el encargado de la guarda, aborto, privación ilegítima de la libertad, reducción a servidumbre y amenazas a su hijastra y a sus hijos de 17, 14 y 6 años.
El Superior Tribunal de Justicia de Corrientes confirmó la sentencia dictada por el Tribunal Oral Penal, hoy Tribunal de Juicio, de la V Circunscripción Judicial el 25 de agosto del 2022. En aquella oportunidad, el Tribunal resolvió condenar al hombre a la pena de treinta y cinco años de prisión; por hallarlo autor materialmente responsable de los delitos de; abuso sexual con acceso carnal agravado por ser el encargado de la guarda y por el aprovechamiento de la situación de convivencia preexistente con menores bajo la modalidad de delito continuado, reducción a la servidumbre y amenazas con arma de fuego, todo en concurso real.
Para el dictado del decisorio, el Tribunal valoró primordialmente como elementos de prueba la declaración testimonial de la hijastra del acusado constituida como denunciante. El informe del examen psicológico practicado por la Psicóloga Forense y las llamadas y amenazas del acusado.
Reducción a la servidumbre
Los sucesos denunciados ocurrieron desde el año 2010 y hasta el año 2020 en la localidad de Santo Tomé, cuando el hombre de 58 años habitaba junto a la hija de quien fuera su pareja y sus tres hijos, todos menores de edad. Durante todos estos años, el imputado obligó a sus hijos e hijastra a realizar todo tipo de trabajos que no se condicen con su edad y contextura, todo ello mediante trato agresivo, violento y denigrante y en caso que desobedecieran, éste reaccionaba de manera agresiva, golpeándolos constantemente, en algunas ocasiones utilizando elementos como ser látigos o guacha.
En diferentes ocasiones les apuntaba con armas de fuego y amenazaba. En otras oportunidades exigía que cuando él llegaba a la casa luego de viajar por algún trámite, sus hijas debían atenderle de manera inmediata, sacarle los zapatos y besarlo los pies, si no lo hacían éste las agredía físicamente por lo que estas víctimas vivían sometidas al capricho y maltrato cotidiano reiterado y permanente del imputado.
Estas situaciones de violencia, permanente y de sumisión, se daban y desataban cuando los menores no realizaban la tarea ordenada por el imputado de la manera en que éste consideraba correcta o solo por situaciones que surgían de la imaginación (celos, traición, como él expresaba), o si alguna de ellas le cuestionaba lo que él decía. Además, una de las víctimas sostuvo que no le permitía que tuvieran contacto con otras personas, manteniéndolos encerrados en la vivienda de la que fueron rescatados.
Abuso y aborto
Durante el mismo período de años en los que sucedían los hechos relatados, el imputado abusó sexualmente de su hijastra de quien se hallaba al cuidado de hecho luego de haber fallecido su progenitora. Según los testimonios, el primer hecho de abuso sexual se produce cuando la víctima tenía 14 años (año 2011) y ello se reiteró hasta que la misma logró escapar de la estancia en el mes de febrero del año 2020.
Según la denunciante, el imputado la llevaba a su oficina a metros de la casa, dentro de la estancia, manifestándole previamente a los otros menores que no se acerquen al lugar, luego de ello cerraba con llave la puerta y allí le accedía carnalmente.
Como producto de dichos abusos sexuales, la joven tuvo dos hijas. En el año 2017, cuando la primer hija tenía cuatro años, la denunciante quedó embarazada nuevamente, ante lo cual el imputado le dio una pastilla y la sometió a un aborto espontáneo en el mismo lugar sin contar con asistencia médica.
En el debate en el que se lo condeno en setiembre de 2022, que duró tres jornadas, se revelaron estremecedores relatos de las víctimas a las que el acusado había sometido en innumerables oportunidades: su hijastra a quien había dado trato de padre desde los 7 años y de la cual se hiciera cargo, junto a sus otras dos hijas, luego del fallecimiento de la madre de las mismas en el año 2010. Cuando la menor tenía 12 años comenzaron los abusos, lo cual sucedía en el establecimiento rural donde vivía el grupo familiar, denominado “La Alborada”, situado en la zona rural de Garabí.
Las víctimas contaron que los fines de semana eran lo peor porque el hombre se emborrachaba ambos días en la sobremesa de asados y tomaba el arma y comenzaba a disparar a todos lados, inclusive a los animales, denunció entonces Santo Tomé Online.
Los hechos se sucedieron a lo largo de diez años y concluyeron el día 1 de julio del año 2020, cuando en un operativo encabezado por la jueza de Instrucción, el fiscal, y la asesora de Menores de Santo Tomé, acompañando a la comisión policial, se allanó el establecimiento y se rescató a las víctimas, procediéndose a la detención del pederasta, ahora condenado.
En todos los años de abuso hacia la víctima, el imputado la privaba de su libertad bajo amenazas y violencia, no podía salir del campo si no era acompañada por el imputado, como tampoco tener dialogo con otras personas, sin que el mismo sepa con quien.