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Los investigadores y fiscales que investigan la desaparición y muerte de Cecilia Strzyzowski creen tener claro cómo fue la trama que terminó con la vida de la joven de 28 en manos del Clan Sena el 2 de junio pasado en una venta de 48 minutos en la casa de la familia piquetera en Santa María de Oro 1460 de Resistencia. Así lo expusieron en una conferencia de prensa en la que informaron oficialmente de las acusaciones y el dictado de la prisión preventiva para los hasta ahora siete detenidos en la causa.
El trabajo investigativo permitió establecer una cronología de movimientos gracias a las imágenes captadas por una cámara de seguridad, que se volvió clave, y al rastreo de los teléfonos celulares que fueron dejando las huellas de los principales protagonistas de la historia. La teoría expuesta en base a más de 150 pruebas contundentes, aún faltan recolectar algunas más que están en laboratorios, sostiene que la mataron en la casa de los Sena y participaron padre, madre e hijo.
A Cecilia Strzyzowski la habrían asesinado alrededor del mediodía del 2 de junio en un cuarto de la casa de los piqueteros oficialistas aliados del gobernador Jorge Capitanich, Emerenciano Sena y Marcela Acuña. Es fue el último lugar al que se la vio entrar con vida. Allí fue llevada engañada con la promesa de un viaje a Usuahia para trabajar con un buen sueldo y vivienda, algo que le anunciaron, aunque no hay indicios de que el viaje se haya siquiera preparado.
Para los fiscales del crimen participaron el matrimonio y su hijo, César Sena, pareja de la víctima, quienes aparecen ligados en una línea de tiempo que arranca en la mañana de aquel viernes, cuando César Sena y Cecilia llegan a Santa María de Oro 1460, después de pasar la noche en un motel de Resistencia.
De acuerdo a esa cámara de seguridad, Cecilia y César Sena ingresaron a la casa familiar de los Sena a las 9.16. Ella llevaba una valija de rueditas y una mochila. Entre las pruebas de la causa están las búsquedas que la joven había hecho en Google los días previos sobre lugares de Buenos Aires para pasar un día antes de continuar hacia el sur. Pero la realidad marca que no había pasajes comprados y el primer día de la investigación se comprobó que ella no había tomado ningún transporte público interprovincial en esos días.
Esa mañana el matrimonio Sena participó de actividades en el barrio Emerenciano. Fue el lugar al que, según Marcela Acuña, la madre de Cesar, el joven llegó nervioso y con unas marcas de rasguños en el cuello, aunque dijo que no le contó nada a su esposo “porque por sus problemas de diabetes se ponía muy nervioso” y que pensaba hablar después, “más tranquila”, con su hijo.
Las cámaras captaron a las 10:46 del 2 de junio como César Sena sale de la casa, con destino al barrio Emerenciano. Va solo en la camioneta. Es decir que Cecilia quedó en la vivienda. Una horas más tarde, a las 11:41, la misma cámara de seguridad registra el regreso de César Sena a la casa de Santa María de Oro 1460. A través de las antenas de telefonía los fiscales pudieron reconstruir sus movimientos de ida y vuelta desde la casa hasta el barrio Emerenciano.
Media hora más tarde, a las 12:16, Emerenciano Sena y Marcela Acuña regresan a la casa después de almorzar. En los próximos 48 minutos, “entre las 12:16 y las 13:01 horas, los fiscales creen que Emerenciano Sena, Marcela Acuña y César Sena “procedieron a dar muerte a Cecilia” y así lo reflejaron en el auto de procesamiento.
Es que a las 13:01 las cámaras volvieron a mostrar a César Sena saliendo de la casa a bordo de su camioneta Toyota Hilux, la misma en la que había llegado con Cecilia por la mañana. Había ido a un operativo médico que la organización piquetera había organizado en Colonia Elisa, donde fue fotografiado con marcas de rasguños en el cuello. Desde las 13.01 en adelante, los fiscales aseguran que la señal del celular de Cecilia se activa en los mismos lugares por donde se mueve Cesar Sena.
A las 16:53, las cámaras de seguridad toman a Emerenciano Sena y su esposa saliendo de la casa a bordo de una camioneta. Minutos antes de esa hora, Marcela Acuña le había mandado un mensaje a Gustavo Obregón, participe y hombre allegado a la familia y clave en el desentramado del crimen, para decirle que fuera urgente a la casa porque había visto “un bulto” y que creía que se trataba de “un cuerpo”.
Cinco minutos más tarde, a las 16:58 llega Obregón a la casa de Santa María de Oro. Según el relato que hizo ante los fiscales, entró a lo que sería “la parte de la casa vieja”, donde hay un living, dos baños seguidos y tres piezas. “Estaba oscuro porque ingresé con la linterna de mi celular. En los baños no había nada, en la primer pieza, nada, en la segunda pieza de la izquierda, nada, y en la tercera pieza en la que ingreso que se encontraría en la esquina de la pared pegada al baño, puedo observar un bulto largo, todo envuelto en lo que parecía en una toalla o frazada” relató.
Tras mandarle un mensaje a Acuña confirmándole que había un cuerpo, se queda en la casa hasta las 17:12, cuando llega Fabiana González, su esposa, en una moto. Pasan pocos minutos hasta que vuelve a salir a la vereda, se mete en el vehículo de su pareja, un Citroen C4, en cuyo interior permanecen alrededor de 20 minutos discutiendo. Luego el hombre vuelve sa ingresar a la casa y la mujer se va.
La secuencia sigue mostrando que a las 18:52 regresa César Sena en su camioneta Toyota blanca junto a una mujer, militante del partido Socialistas Unidos, a la que Obregon sube a su vehículo y se aleja, pero para regresar, solo, 22 minutos después e ingresar a la casa.
Trece minutos después, a las 19.27, las cámaras muestran el momento en que César Sena y Obregón cargan el cuerpo de Cecilia Strzyzowski en la caja de la camioneta Toyota blanca, patente ECV-705. Comenzaba el operativo para hacer desaparecer el cuerpo de la joven que hasta el mediodía había sido su pareja.
En esa camioneta llegaron a Campo Rossi, a la chanchería de Emerenciano, en zona rural de la localidad de Puerto Tirol, con el cuerpo envuelto en una frazada y un bidón de nafta. Obregón terminó confesando que en ese lugar hicieron un fuego y arrojaron allí el cuerpo. Gustavo Melgarejo y Griselda Lucía Reinoso, los caseros de la chanchería, siguieron alimentando el fuego para incinerar el cuerpo.
En el auto de procesamiento firmado por los fiscales, afirma que el martes 6 de junio, el día que la familia de Cecilia presentó la denuncia policial por la desaparición, César Sena le pidió a Obregón que lo acompañara nuevamente hasta la chanchería. Ese día juntaron en bolsas lo que quedó en la fogata prendida cuatro días antes.
“Salimos los dos del campo. Agarramos el camino que lleva hacia la curva y antes de la curva nosotros dejamos el auto. Estacionamos ahí, bajamos con las bolsitas, cada uno llevaba una bolsa, y bajamos por un camino. Llegamos a la costa del río Tragadero. César desata una y larga todo el contenido de la bolsita, en el límite del agua y la costa. Y después con la otra bolsita, lo mismo, la desata y larga el contenido en el límite del agua y la costa. Finalmente, César dejas las dos bolsitas en la orilla del rio, y le prende fuego con un encendedor” contó Obregón a los fiscales.
En ese lugar, marcado por Obregón, los fiscales y la policías, encontraron una bolsas con huesos triturados del tamaño de una uña. Se comprobó que son restos humanos y se están peritando para determinar si son de Cecilia.
Ese mismo día siguió el operativo buscando hacer desaparecer pruebas o evidencias. Obregón relato que Sena lo volvió a llamar alrededor de las 20 y le pidió que lo pasara a buscar por un domicilio en Barranqueras donde vive Marcelina, la hermana de Emerenciano, y lo llevara hasta la casa familiar de la calle de Santa María de Oro: “Llegamos a las 20:30 aproximadamente a la casa de César. Él baja e ingresa al domicilio. Al ratito sale con un bolso o valija, no recuerdo bien, y una mochila”.
De allí fueron hasta el barrio Emerenciano. “En la última calle asfaltada del barrio, César me dice: ‘Frená acá’. Se bajó y ahí en la banquina nomás, se baja, baja la mochila y la valija y ahí nomás prendió fuego con un encendedor, bien al lado del cordón”. Esa fue la valija quemada con pertenencias de Cecilia que halló la policía días después alertada por vecinos de la zona.
El estremecedor relato de Obregón desnuda la frialdad del clan Sena ante un crimen: “Quiero dejar en claro, que desde el viernes que yo recibo el mensaje de Marcela Acuña hasta el día que yo caigo detenido, todos actuaban normales, nadie me comento nada, nadie me dijo nada, nadie me pregunto nada, todos hacían vida normal”, relató.